ANDAMAPANDAXU


Primer espectáculo del Festival Internacional de Títeres de Canarias, decimoctava edición, en la Casa de la Cultura de Los Realejos. Tenía ganitas ya. Y la pareja griega preparó el terreno con un yogur desnatado, para domesticar al estómago ante los próximos festines.


Porque no fue una cosa de bomba y platillos, no. Excelentes manipuladores, sus títeres adquieren calidades más que humanas en las cuatro escenas que configuran el trabajo que presentaron. Bajo el juego del desencuentro, sus títeres finalizan cada escena en perfecta armonía. El tránsito de una situación a otra da pie a que puedan demostrar su enorme habilidad en el manejo de los hilos, palancas, brazos, piernas... Tal vez acusan cierta lentitud y les falta un nexo común que, más allá de la música, haga de las partes un todo más cohesionado. No sirve el intento de pantomima que la pareja utiliza a modo de enlace entre historias. Distrae, suena a recurso fácil e incrementa la sensación de lentitud. Luego, viendo a los títeres, te olvidas, te concentras en las caras de madera, los cuerpos en movimiento, la música y la magia de esos seres matéricos que tanta vida tienen, ayudados por una perfecta coordinación entre la música y el movimiento.


¡La fiesta para los sentidos acaba de comenzar!


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