El Mono Gráfico


Una apuesta excesiva.

Iba yo a la Casa de la Cultura de Los Realejos a ver una creación dirigida por Don Carlos Belda, un tipo bien ubicado en la escena y los pasillos de lo teatral en la isla y además con horizontes internacionales (estuvo con el canadiense Lepage). Pasé por alto lo de que su nombre aparezca tres veces más grande que el de las actrices y actores en el folleto de mano.

Por seguir con el folleto de mano, se entiende que vamos a ver unas cuantas escenas que ligan al hombre y al mono y nos harán entrever que la estupidez viene de lejos, que seguimos estando bastante cerca de los primates y que a esas conclusiones llegaremos a través del humor de contemplar nuestra propia conducta bastante animal y bastante irracional, pese a las formas aparentemente civilizadas.

Pues bien, se me indigestó la obra. Mucha cultura acumulada pero mal traspasada al escenario. Me vinieron a la memoria algunas obras de los andaluces de La Cuadra de Sevilla, en las que cada elemento sobre escena, cada movimiento y cada gesto son poéticos, emocionantes, eléctricos y enormes. En “el mono gráfico” me sobraba casi todo, ni una brizna de sutileza.

El repertorio de recursos escénicos (cambiar de vestuario ante el público, mostrar cómo se simula una tormenta con una plancha metálica, la pintura blanca sobre los rostros a modo del teatro de máscaras japonés, la esperadísima apertura de “así habló Zarathustra” de la película “Odisea en el espacio”, la escena del diálogo surrealista a modo de los hermanos Marx, los recurridos gestos simiescos, el vocabulario vulgarísimo de algunos monólogos o el ir de venir de carpetas y archivos a través de la red) sólo sirven como justificación a un conjunto de escenas predecibles, fáciles, sin rastro de poesía ni de ese calambre de emociones que uno esperaba recibir.

Disculparán que destripe un poco la obra, pero es que me gusta quitar el antifaz con el que se cubren algunas obras de teatro que “quieren ser y no pueden”. Es muy fácil el discurso de la mujer bipolar (si por lo menos hubieran atribuido el desorden a un hombre). Es de Perogrullo el conflicto entre religiones. Es patético el “homenaje” que se rinde al libro de Saramago “Las intermitencias de la muerte”, cuando sobre el escenario se reúnen en “junta extraordinaria de la multinacional muerte” África, Occidente y Oriente. Es demasiado obvio el estilismo de vestuario. En resumen: un experimento colectivo sin pies ni cabeza, aunque parezca tenerlos.
Las dos actrices y los dos actores se dejan la piel sobre las tablas. El libreto de mano concluye con un: “Que lo disfruten”. Yo disfruté cuando intuí que se acabó. Tímidos aplausos al final por parte del público. Creo que se dieron cuenta. Y yo ya estoy un poco mejor.

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SEXO SENTIDO

Joel Angelino es un buen tipo y con amplia formación teatral. El público aplaudió mucho al final de la función, incluso se puso en pie. Yo me marché de la Casa de la Cultura de Los realejos sin haber visto teatro, meditabundo ante tanto fervor.

Personalmente veo más a Joel en un programa de televisión tipo Paramunt Comedy, o como animador del concurso “un, dos, tres…” Y mejor aún en un café concierto. Ahí sí. Pero no sobre un escenario al uso, o no con esa supuesta obra de teatro que titula “con sexo sentido”. Porque yo no encontré sentido alguno ni a la entrada con adán y eva en trapo follando en el paraíso, ni al payasete conductor, ni a la Terremoto de Alcorcón en playback, ni sus explicaciones sobre los cuatro supuestos de impotencia masculina, ni a la viejita (ahí casi me duermo) explicando no sé qué, ni al epílogo en el que hace gemir al público en cuatro “orgasmos texturizados”. Y para rematar, tampoco entendí que diera las gracias a los políticos por dejarle estar ahí.

Tablas se le ven, a Joel; con su ir y venir sobre el escenario y su interacción muy natural con el público. Pienso que es un buen actor, que tiene buenas intenciones, que sus ideas son del gusto de un tipo de público muy plural, que conecta bien… Miren, vayan ustedes a verlo y opinen, y disfruten y aplaudan. Al salir de la sala, me fui a tomar un gintonicdebombaysafire para ver si aprendo un poco más sobre eso de cuándo aplaudir, cuánto aplaudir y cómo aplaudir.

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