LOS DEL VERSO. Quien lo probó lo sabe

Primer espectáculo de la temporada en la sala de La Casa de la Cultura de Los Realejos. La vida de Lope de Vega contada por él mismo recién resucitado y con cuarenta años menos (milagros de la dramaturgia).

Ante todo confesar mi ignoracia: servidor no sabía de las desgracias y turbulencias de la vida de ese genio. Varias mujeres muertas y varios hijos que corrieron la misma suerte. Tampoco conocía los impulsos de su líbido que lo llevaran al juego amoroso a dos y tres bandas y tuvieron como consecuencia más de un pleito, con destierro de la villa y corte de Madrid incluído. Esas y otras cosas nos explica el texto: "aveces la vida se pone tremenda y dan ganas de meterse en un cajón", dice el mismísimo Don Lope. Confesados mis pecados y absuelto de ellos... Ea, a volver a pecar criticando al vecino sin ver la viga en mi propio ojo, que de eso vamos los críticos, cosa que deja bien clara algunos comentarios de grandes participantes vertidos en este blog.

Soberbia la interpretación de Mariano Mazzei. De dicción impecable, de impresionante voz, de físico portentoso, gestos ajustados e incisiva la mirada. Un tipo digno de todas las suertes en el mundo de las tablas y las cámaras. Un actor de la talla de Lupi, Darín, Pereti, China Zorrilla o Eduardo Blanco. Que la suerte y el trabajo le lleven al éxito de los mencionados.

El Autor y Director. Mariano Moro. Nacido en Mar del Plata y Licenciado en Psicología. Se le nota. Ambas cosas (y disculpen el señalar con el dedo nacionalidad y profesión, que no es desmerecer ninguna, más bien es constatar mi banalidad y deformación). El texto es excelente, su arquitectura imponente. Pero abusivo: al neófito se le escapan asuntillos por su exceso de erudición (y mira que Don Lope era para toda la gente). Muy bien trabadas las rimas de Lope, también las de sus amigotes (hermoso canto al pedo de Don Quevedo; en buen hora la de Góngora y brillantes las alusiones a Cervantes). Uf... Algo me está pasando, haré un punto y aparte para seguir pensando.

Mariano maneja a su actor de forma espléndida, con una magnífica ocupación del espacio (excelente la escenografía tan minimalista como parca en color) y un ritmo que mantiene la tensión y la atención. Pero no sé por qué se me antoja (y fíjense el verbo que utilizo, poco racional, y por eso lo hago, porque yo hago caso a mi sinrazón en esto del teatro y me dejo guiar por las impresiones poco elaboradas) un punto sobrepasado el trabajo del director; sólo un punto, lo suficiente como para hacerme arrugar el ceño en dos o tres ocasiones: una al comenzar, otra a mitad de las correrías del actor y la otra tras el "colorín colorado esta obra ha terminado" que deja con el culo al aire al espectador porque no, no ha terminado, y aplaudimos hasta que nos damos cuenta de que el actor sigue con sus piruetas hasta no se sabe cuándo.

Dicho lo dicho, recomiendo efusivamente esta obra. Hora y pico de gran teatro. Reconocido además por premios y menciones internacionales. El texto de Mariano Moro rezuma inteligencia a raudales. El trabajo del actor Mariano Mazzei es digno de elogio y debe verse para tener argumentos comparativos al contraponerlo al de nuestro elenco de actores y actrices islamitas (habitantes de las islas canarias), tan excelentes como el susodicho.