ROMANCES DE AMOR Y MUERTE. Escuela Municipal de Teatro Los Realejos. Jueves, 14 de marzo 2009

agustín garcía calvo

Ayer acudí a la presentación del trabajo de curso de la Escuela de Teatro de Los Realejos. Textos de Agustín García Calvo (un lúcido hombre de letras que aparenta locura las más de las veces, y que lo hace para salvarse de la locura que impera, precisamente).

Siete escenas, siete. Once actores, once. Y un pianista, uno. Coreografiado y dirigido por Manolo García (encantador en su discurso a la espera del músico).

Grandes textos los elegidos. Celos, incesto, adulterio... Hermosamente escritos y bellamente recitados (unos más que otros). De negro riguroso ellos y ellas, como el piano de cola a modo de nexo entre escenas y para amplificar el efecto.

A eso vamos. Efectismo. Los/las apredices de actores/actrices estuvieron sobrios en su misión, con pases muy pegaditos a la cornamenta del morlaco que les pasaba a escasos milímetros del pellejo. Es decir: al pie de la letra, del manual marcado por la dirección de la plaza. Y el manual tenía sus riesgo, vaya si los tenía el fino astado. Ocurre que, tras una coreografía resueltita, más dada al lucimiento que al rigor, leí un excesivo apego del director a infantes discentes, lo que se tradujo, por ejemplo en: "y las palmeras..." (y ahí ves a toda una moza en pose de palmera, cual niña de tres años en su función de fin de curso); o, "entonces el cazador..." (y ahí ves a un tipo con todo el vellamen en sus partes en pose de empuñar su escopeta). Al César lo que es del César, querido amigo.

De innegable valor el buen hacer del elenco. En conjunto buena carne de escenario. Lo mismo que la buena mano del director de la escuela para hacer lo que quiere con sus huestes. El resultado es una hora de entretenimiento inteligente, no exento de belleza (el texto, partes de la dramaturgia y algunas interpretaciones la merecen), que es una bocanada de aire fresco resucitado del romancero. Enhorabuena.

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