LAS QUE FALTABAN. Antonia San Juan. Viernes 22 mayo 2009



Una enorme actriz. Una enorme persona. Doble función en la Casa de la Cultura de Los Realejos, ayer y hoy. Lleno a reventar.

¿Qué me quieres contar, Antonia? Ya sé que eres grande (manejas todos los registros, desde la sobriedad clásica de la Espert (si quieres), al esperpento de la Lina Morgan -pero mucho más elegante, por supuesto-). Ya sé que eres capaz de mantener al publico atento, sobrecogido o sonriente durante hora y media tú solita. Ya sé que cantas a la justicia social y al respeto desde siempre. Hoy te vi con textos de Terenci Moix, Quim Monzó y otra media docena de grandes escritores. Lo haces muy bien, Antonia, un trabajo excelente. Y... Más allá de eso; qué me quieres contar, Antonia.

Porque todo eso ya lo sé, lo sabía antes, incluso, de ir a verte. Como casi todo el auditorio. Y, las personas que no lo sabían porque votan a la derecha más rancia, o practican la injusticia y la intolerancia pero aún así fueron a verte... Esas, esos, nada habrán aprendido. Y los hipócritas y las hipócritas políticos y políticas de aquí y de allí que fueron a verte y te abrieron las puertas de sus teatros municpales... Esas y esos, cenarán hoy carne de niño en salsa, como cada noche. Es mejor ir la Moncloa de turno y reventarlo todo, como dices en alguna de tus frases (eso, al menos, les inquietará mínimamente).

Y en medio de todo, también dices (aunque sea tomado de otros, pero lo dices tú y es tu responsabilidad): "a qué apelar a la memoria histórica y desenterrar huesos de hace tantos años si no sabes avenirte con tu hermana que vive en el piso de abajo..." O planteas al público un dilema con este: "cómo es que podemos explicar chistes de chinos y no de negros sin que nos acusen de racistas..." Demasiado fácil. Demasiado obvio.

Pero no es eso de lo que quería hablar. Quería preguntarte que si hace falta sudar hora y media sobre las tablas. Que si son necesarios tantos meses memorizando y haciéndolos tuyos esos textos. Tanto esfuerzo... Para algo que ya sabemos lo que lo sabemos y que nunca sabrán los que no lo saben. Demasiada densidad en el mensaje, demasiados mensajes a un ritmo de alta concentración. Por más que en medio des un respiro con algunas escenas costumbristas no extentas de pedagogía. ¿Todavía crees que el teatro puede cambiar el mundo? ¿Todavía necesitas tantísimo esfuerzo para demostrar que vales tanto?

Me hubiera gustado ver menos lastre, menos palabra y más acción. Más mensaje indirecto. Más historia. Me gustaría verte entrar por la puerta de atrás a nuestras conciencias, dejar diminutas bombas de relojería en nuestras mentes y salir despacito. Para que al llegar a casa nuestros sesos se derritiesen de gusto poco a poco. Para que nuestros sesos mañana, o la semana que viene, o dentro de un año, se sobresalten y piensen en tí cuando algo extraño suceda a su alrededor, algo que ni ellos mismo entienden, pero que les hace estallar una idea nacida en una noche lejana, viendo a la San Juan en un teatro cualquiera. Y que los que no saben, cuando vayan por el campo y vean el temblor de una hoja, se les erice el vello y sientan un algo parecido al miedo. Porque una vez vieron un espectáculo de Antonia San Juan y no se esperaban lo que vieron.

De cualquier modo, gracias Antonia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siento decir que no estoy de acuerdo ni con la forma ni con el fondo y tampoco con el tono de esta crítica. Hasta ahora me he identificado casi plenamente con las críticas a la mayoría de los espectáculos que se han hecho en este blog, pero en esta ocasión no.
No en la forma porque la crítica teatral debe hacerse desde la coherencia y la ecuanimidad y, releyendo las críticas que en este blog se han vertido sobre otros espectáculos, sorprende comprobar que a nadie se le ha pedido que "entren por la puerta de atrás a nuestras conciencias, dejar diminutas bombas de relojería en nuestras mentes y salir despacito..."
Ni en el contenido porque al principio se dice que Antonia es grande, que lo hace muy bien y se hacen una serie de halagos casi como de rigor, y estoy seguro que Antonia San Juan no necesita, ni desea ese tipo de halagos protocolarios, porque Antonia es una artista que se ha hecho a sí misma y cada día se gana a pulso esos calificativos en el escenario y por el público que de forma sincera le aplaude levantándose en pie. O es que el público es tonto, ignorante o está alienado por "políticos hipócritas" ? (ese tipo de comentarios no sólo me parecen inadecuados sino también falaces y demagógicos y, en este caso sí, prejuiciosos e hipócritas).
No estoy de acuerdo con el tono porque se abusa del tuteo para dar recomendaciones y reprimendas de cómo tiene que hacer su trabajo a una actriz que lleva mas de 30 años de tablas a sus pies.
Por supuesto que cada cual tiene su opinión sobre el espectáculo y le habrá gustado más a unas personas que a otras. Puede incluso que alguien no le guste nada, como a "los que votan a la derecha más rancia" pero también a la falsa progresía, a ese "homo progre" que se irrita si algún comentario "del personaje que se está representando" se sale de lo que él considera políticamente correcto (cual censor franquista).
En definitiva, que no se qué vino, cava o brebaje tomó el crítico antes de ir a ver el espectáculo, en todo caso espero que el efecto sea pasajero y que vuelva al camino de la sensatez, mesura y juicio, de siempre.
Por otro lado lo importante es que Antonia San Juan en los Realejos dejó un poco de ella misma y mucho de su trabajo, de su buen trabajo de actriz, autora y directora que como se puede apreciar no deja indiferente a nadie.