NARRADORES ORALES: GARZÓN y LUCIANO FEDERICO

El viernes y el sábado tuvimos la oportunidad, los que vinimos (y cada vez somos más), de ver a dos buenos narradores de estilos bien diferentes.
Garzón destila un humor incisivo, que hizo saltar la carcajada en varias ocasiones contándonos historias de su propia vida que emocionaron al público. También dió cabida a breves espacios para la poesía. Le acompañó a la guitarra su propio hijo, quien desgranó tres temas que apuntan en la buena dirección.
Luciano Federico es un cómico, un clow, que nos hizo reír con un personaje lleno de fantasía y de miradas cómplices. Su intervención estuvo salpicada de una ácida crítica social que encandiló al público, en un afecto recíproco que Luciano agradeció con varios bises.
Dos buenos momentos los vividos en La Casa de la Cultura de Los Realejos.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

José Manuel Garzón nos partió la polla. Hizo en un espacio mínimo y mal cuidado una realidad a medida, una realidad profundamente emocional, simple y extremadamente creible.
De la sala salí el primero, no quería que me vieran llorando; pero eso en mí es fácil.
Si bien en algún momento pude pensar en una "comunión con tendencia a la pedagogía social" creo que supo alejarse a tiempo de ella, dejando a la vez una estela, una estela de moralina que a veces es de agradecer. No para mí que sin descendencia no tengo nada que transmitir...
Supo, después de ejemplificar en su árbol genealógico, transfugarse a un espacio donde tanto el abuelo, el padre o el hijo se construyen sólo como personas.
Su continuo sonido lánguido e impasible sólo interrumpido en los momentos necesarios para reactivar un ritmo de mantenimieto, es el que nos permite, a posteriori, reflexionar sobre el texto tan linealmente articulado.
El juego con el texto es enrriquecedor, la repetición de los mismos términos, en escenas distintas, para terminar haciendo de ellos una acción ingeniosa, como mínimo indica un buen trabajo de mesa.
La tercera generación aunque con fiebre no sólo es la unión con la primera, "el desgraciado posguerra civil" sino que logra con ese cante ponerle corazón a las tres.
Sin saber nada de esa cultura musical debo decir que pudimos sentir en su cante la sangre que le impidió ser cantador al abuelo,
permitió la candidez teatral del padre y el chillido emocionado del nieto que tira de sus raices.
Me gustó José Manuel, espectáculos como este deben repetirse. Gracias